Llovía sin cesar, mientras mis amigos presenciaban la clase de didáctica y yo dormía en mi casa. Después de levantarme, la preocupación me invadió y corrí a los minutos más cercano para llamar a los que creía que habían ido a clase, pero me equivoqué porque ninguno de los que conocía se había despertado para ir a la universidad. Así que tuve que esperar a ver otras personas que sí madrugan todos los días. Entrando a la facultad me acerqué a Yesenia Sanguino y le pregunté qué habían dejado para la próxima clase y ella dijo “Marica hay que hacer un avión”.
Tomé la noticia como si nada, pero ese preciso fin de semana se me pasó por la mente ¿cómo hago un avión? Si no se hacer ni uno de papel. Entonces empezó mi búsqueda por internet donde escribía todo lo que creía me mostraría una posible respuesta a mi pregunta en Google: Avión que vuele, ¿cómo hacer un avión que vuele?, videos de aviones que vuelan, instrucciones para hacer un avión, planos de aviones, etc. Encontré cosas tan extrañas, pero ninguna como una página que mostraba un avión hecho de palos de paleta con moscas que simulaban el motor, fue tan chistoso que subí la imagen al Facebook y etiqueté a varios amigos de mi curso, todos se reían, varios tampoco sabían como hacerlo, así que entre chanza y chanza decidían tomar mi foto como opción para sus aviones.
Por otro lado yo no encontraba nada “fácil de hacer” para mí, digo esto porque no me gustan las manualidades, mi mamá se dio cuenta de mi búsqueda y dijo “pues dígale a su papa, no va a saber él que es un carpintero” y yo dije “usted cree que un avión en madera va a volar, tocará ponerle un motor” sonreímos las dos porque no teníamos ni idea de qué debíamos hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario