Mientas algunos pensaban y se preparaban para su rito habitual (comprar regalos, la ropa de estrenar, la cena y ubicar de manera perfecta al niño Dios), otros vivían el terror que habitaba sus espacios por la guerra que existía en Colombia dirigida hacia la lucha por el poder del narcotráfico, y yo sin saber a qué me enfrentaría y a qué parte del mundo llegaría, sin más ni más decidí nacer.
A partir de ese momento hasta, más o menos, los 4 años de mi vida no recuerdo absolutamente nada. Solo tengo un leve recuerdo del primer día que entré a cursar el grado kínder en la escuela, San Juan Bosco: Llevaba una braga de cuadros rojos; una camisa, debajo, blanca; unos zapatos negros y medias blancas, ese era el uniforme, que con mucho esfuerzo mis padres consiguieron. En ese momento tenía una hermana de 8 años con retardo mental, mi amiga del alma.
Cuando se acabó el año, también se acabo mi estancia en la escuela pues mi mamá decidió cambiarme a un colegio que quedaba en el mismo barrio donde vivíamos, Colegio Francisco de Paula Santander. Ahí pasó algo particular. A mitad de año tuvimos que irnos a vivir a Santa Marta porque a mi papá le salió un trabajo en carpintería, así que mi mamá fue la encargada de enseñarme a leer junto con la cartilla NACHO, pero no hay que dejar de lado que en el primer periodo la profesora dio los primeros pasos para que yo conociera la escritura y la lectura. Su forma de enseñarme fue la tradicional: Las vocales, las consonantes, las frases y las oraciones. Gracias al esmero de mi madre y al mío aprendí a leer y a escribir.
Años después él se fue para Bogotá a vivir y yo quedé sin “orientación”, además mis padres no estaban muy interesados en la lectura ya que tenían otra cosas en que pensar, “sobrevivir”, y ahora mucho más porque llegó a nuestras vidas otro ser, mi hermana Valentina.
En ese momento empecé a estudiar sexto grado en el politécnico donde solo se interesaban por las manualidades, cosa que no me gustaba, libros no hubo por ningún lado para leer. Después volví al colegio Francisco de Paula Santander donde duré 3 años estudiando y solo nos pusieron a leer un libro el día señalado de Manuel Mejía Vallejo. Luego en el grado décimo me fui a estudiar al Colegio de Santander donde teníamos una profesora que lo único que nos traía para leer eran libros de superación como: Juventud en Éxtasis de Carlos Cuauhtémoc, autores como Pablo Coelho, Og Mandino, etc.
En el año 2005 entré a la Universidad Industrial de Santander a estudiar ingeniería metalúrgica y ya desde antes tenía influencia por parte de mis primos de la música protesta, entre ellos: Silvio Rodríguez, pablo Milanés, Alí Primera, Mercedes Sosa, Ana y Jaime, quienes con su poesía a favor de la igualdad y la justicia me enredaban cada vez que los leía y escuchaba.
Igualmente empecé a leer libros sobre temas socio-políticos como: El movimiento campesino en Colombia” de Hermes Tovar; Colombia Amarga, “el karina”, Colombia x de Germán Castro Caycedo; Siervo sin tierra de Eduardo Caballero Calderón; Qué pasó camarada de Nicolás Buenaventura; La biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez (el señor de las sombras) de Joseph Contreras. Allí me di cuenta de muchas cosas que pasaban y habían pasado a mi alrededor y yo no las conocía. Fue muy enriquecedor y me abrió los ojos ante muchas situaciones que vivimos los colombianos, de esto prefiero no decir mucho.
Semestres después caí en la cuenta de que lo que estaba estudiando no me gustaba así que decidí cambiarme de carrera y en el intermedio entre la ingeniería y la licenciatura en español y literatura, que fue lo que empecé a estudiar, tuve un lapso en el que no leía nada, todo me parecía sin sentido, sin solución, y me limitaba a observar y callar, error tal vez. Me olvide de que la literatura nos puede llevar a mundos fantásticos donde se puede soñar y soñar sin fin.
Ahora bien en el transcurso de la carrera he explorado vertientes de la lectura, pero ahora con bases teóricas que me ayudaron a comprender el por qué, cómo, qué contiene, qué debería, qué es, etc. como: la tragedia, la poesía, el cuento, la novela, textos informativos, expositivos, argumentativo.
En tragedia de Willian Shakespeare Romeo y Julieta y Hamlet, Edipo rey de Sófocles, Electra de Eurípides, Seis personajes en busca de un autor de Luigi Pirandello; autores como María mercedes Carranza, Álvaro Mutis, Pablo Neruda para poesía; algunos cuentos de Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Anton Chejov, Alejo Carpentier, Edgar Alan Poe, Horacio Quiroga y en la novela solo hemos leído “El Señor Presidente”.
En lo que va corrida de mi carrera he leído pocos libros por mi cuenta, entre ellos están: la insoportable levedad del ser de Milan Kundera, Madame Bovary de Gustave Flaubert, las venas abiertas de América latina de Eduardo Galeano, La virgen de los sicarios de Fernando Vallejo, Guerra de guerrillas, Diario del Che en Bolivia de Ernesto Guevara.
Para “finalizar” debo decir que pienso en el tiempo que paso y me arrepiento de no haber leído más, ahora tengo tantas cosas por leer que quisiera hacerlo todo ya y saber de qué se trata, pero no se puede, todo pasa poco a poco. En mis planes está leer: La montaña mágica Thomas Mann y El lugar sin límites de José Donoso solo falta esperar qué me recomiendan o qué atrapa mi atención cuando pase por la biblioteca y ojee los libros viejos que siguen cautivándonos como lectores.
ANDREA CAROLINA GÓMEZ BECERRA
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