miércoles, 6 de junio de 2012

Falta cultura educativa y tecnológica

Las posibilidades de incorporación de la herramientas web 2.0 en nuestro contexto educativo se pueden dar, pero no de inmediato. Es decir, se dará de manera progresiva puesto que en y a Colombia las tecnologías han llegado hace poco y todavía no entendemos los aspectos positivos que podemos obtener al utilizar herramientas como el Facebook, ya que es una página de internet que todos los adolescentes utilizan. El problema, aunque suene insistente, es que la respuesta anterior se puede dar  en lugares donde existen los elementos, computadores, pero ¿dondde no los hay?. Si los hay, vuelvo y repito, se dará de manera lenta porque los profesores no están capacitados teóricamente para enfrentar  este avance. Los estudiantes ven el internet  solo como un medio de comunicación y no como un medio educativo. ¿Por qué? Porque a este sociedad le falta cultura educativa y tecnológica.

lunes, 16 de abril de 2012

Imitando a Irving Penn


Entrevista a Luis Mallarino

Hace tres años un compañero nuestro fue a Bogotá, para participar en el VII encuentro nacional de estudiantes de literatura y áreas afines (REDNEL). Allí conoció a Luis Mallarino, poeta, guitarrista, compositor y amante del vallenato poético. Nuestro compañero y Luis se conocieron por casualidades comunes: errantes, solitarios y amantes de la poesía.

Luis Mallarino es considerado como una de las nuevas y renovadoras voces de la poesía colombiana. Fue finalista y Mención de Honor en el  Concurso Nacional de Poesía "Isaías Gamboa", Bogotá (2005). Finalista en el Concurso Cuento Infantil, Comfamiliar -Atlántico, (2009). Ha participado en incontables recitales. Hace parte del Taller de Escritura Creativa JOSE FELIX FUENMAYOR de la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa -Renata desde 2006. Invitado al taller HACER EL POEMA, dictado por Piedad Bonnet, Cartagena (2009).

Sus poemas han aparecido en numerosas publicaciones, entre ellas Antología Poesía Joven Colombiana, Fundación Verso a Verso. Bogotá (2005), Revista Labrapalabra de la Biblioteca Piloto del Caribe, Barranquilla (2008) y Revista Polilla, Universidad de Quindío (2009).

1.      A partir de su experiencia como escritor ¿cómo define la escritura?

L.M.: En un principio, consideraba que la escritura era otro medio de comunicación;  pero, con el pasar de los años, de poemas y cuentos escritos, la escritura ha pasado a ser (para mí) un artificio que abre caminos para el hombre, cuyo fin es  despertar a este último de su letargo, de su ceguera milenaria y existencial.


2.      ¿Qué entiende por proceso de creación?

L.M.: Entiendo dos cosas: despersonalización y personalización. Por despersonalización comprendo un alejarme de mí hacia el objeto que me intriga, que me insta a pensarlo, comprenderlo y poseerlo pero que, al mismo tiempo, me atrapa y me posee, estableciendo una relación entre los dos. En esta correspondencia que se establece entre los dos (ser y objeto) aparece la personalización: yo me apropio de lo que está afuera de mí que, al mismo tiempo, se apropia de lo mío. Resultado: un solo yo. Hay una frase que me gusta  que lo puede resumir todo lo que acabo de decir: yo dejo de ser para ser.

3.      Walter Ong, en La oralidad y la escritura, afirma que el conocimiento de la escritura generó un cambio cognitivo en el ser humano. Según su experiencia estrecha con el acto de escribir, ¿de qué manera la escritura influye en el desarrollo cognitivo?

L.M.: Influye mucho. En el proceso de producción escrita uno va creando un cuerpo físico para el pensamiento, para que este reafirme su existencia no solo física también etérea. De modo que en ese proceso de corporización del pensamiento en la palabra se va siguiendo la línea o el camino que dio forma al primero: se piensa, se razona y, lo más importante, se dialoga. La escritura también es un diálogo con uno mismo y con las ideas. Un diálogo interior que traspasa la frontera del tiempo y  del espacio y que implica a la imaginación. E imaginar es ya un proceso cognitivo superior que implica abstracción, reflexión, análisis, comprensión. Una vez leí que el ser inteligente ya no era el que sabía o retenía información, sino aquel que imaginaba mundos  y respuestas: la imaginación es la nueva inteligencia y esto no lo he dicho solo yo también lo dijo Albert Einstein.

4.      Enrique Vila-Matas dice: “Escribo para desaparecer”. Adolfo Bioy Casares, por otra parte, dijo: “Yo escribí para que me quisieran: en parte, para sobornar, y, también en parte, para ser víctima de un modo interesante. Para levantar un monumento a mi dolor y convertirlo, por medio de la escritura, en un reclamo persuasivo”. Ud., ¿para qué escribe?

L.M.: Escribo para desaparecer y encontrarme. La escritura, como ya lo dije, es un acto de despersonalización y personalización y como tal me permite desaparecer y encontrarme nuevo, renovado y transformado. En cada acto de escritura se va una parte de nosotros (delirio, duda, fantasma, tormento); pero también en cada acto encontramos otra parte que llena ese vacío que dejó lo que se fue. Por eso me gusta mucho la frase de Heráclito de Efeso: “Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río”.  

      5. Considera que el escritor en cada acto de escritura se transforma?
L.M.: Considero que todo escritor escribe, o debería hacerlo, para cambiar. Si la escritura no genera ningún cambio, no sirve.

6.      En la poesía de Rilke la soledad aparece acentuada como una queja y en La soledad solidaria del poeta, de Fernando Savater, aparece como un instrumento de creación, ¿cómo ve la soledad dentro de su acto creador?

L.M.: La soledad es compañera de creación no solo para el escritor, también para el fotógrafo, el músico y el pintor. Y como compañera es tanto motivo como instrumento de creación. No obstante, la soledad no va sola, siempre está acompañada de la vida y  de la muerte: la soledad es un acto de vida y de muerte. No considero la soledad como calamidad por la que el hombre pasa. Los que la consideran como tal no saben apreciarla, sentirla o verla.  El hombre debería apreciar más la soledad: se está solo para reflexionar, vivir e ir muriendo.

7.      Del escritor se ha dicho, por un lado, que tiene un compromiso con la historia, deberes de ciudadanía que cumplir y un compromiso ético con la sociedad a la que pertenece. Pero, por el otro, se considera que el escritor no desempeña ninguna tarea de importancia social. ¿El escritor tiene o no una responsabilidad con la historia? Si es positiva la respuesta ¿Cuál es el rol del escritor en la sociedad?

L.M.: Desde luego que sí, una responsabilidad de cómo se cuenta esa historia y la forma en que se crea que será comprendida por la sociedad. En realidad los escritores somos de gran importancia dentro del pueblo, aunque en la mayor parte de Latinoamérica no parezca así. Quizás por ese motivo es difícil destacar nuestro rol. Sencillamente la historia nos pone en un tiempo, lugar y nación; y esté lugar será para el escritor una metáfora del mundo, como lo dice el gran Héctor Tizón, su tarea no es la de cambiar la vida sino la de reflejarla, fijarla y no dejarla morir en el olvido; para que así podamos encontrarle nuevos sentidos,  expresando  aquello que muchos sienten pero que no le encuentran nombre, luchando para que el lenguaje, que está siendo reducido a meras consignas, vuelva a tener riqueza;  para que la juventud que maneja ochocientas palabras pueda tener mejores maneras de hablar y de entenderse. Así pues, hay conmigo  hombres y mujeres que plasman sobre un papel aquello que ven, sienten, huelen, oyen, sueñan e imaginan de un mundo en el que todos nos movemos, pero en el que no todos perciben de la misma forma.

 8. Con la actual explosión de demanda de Bloggger, Facebook, Twitter y la aparición de bibliotecas virtuales ¿considera que la existencia del libro está amenazada? ¿Cuál es el devenir que le espera al futuro escritor? ¿Cree que el internet puede ser considerado una herramienta que potencie la expresión escrita?

L.M.: bueno, en respuesta a la primera inquietud, creo que de alguna forma la desaparición de libros físicos, para diferenciarlos de los virtuales, se veía venir desde la llegada de este mundo virtual; pero esto no quiere decir que el texto como tal desaparezca, sólo que cambia su fisionomía.

Bien, es bastante claro que los nuevos escritores deben ir a la par con estos medios tecnológicos; por lo tanto, deben saber usar estas herramientas, que son muy útiles a la hora de escribir. No desaparecerán, si ese es el miedo, mientras haya sociedad habrán escritores. Espero que con el tiempo las personas se concienticen sobre la importancia de leer, y hagan uso de esta fabulosa actividad; esta es de la única forma en que el pensamiento del pueblo pueda evolucionar y así transformar el devastador modo de vida en el que vivimos inmersos; si esto es así, el escritor pasará de ser la hormiga en medio de la selva para ser el manantial en el desierto.  

De alguna forma el internet y los espacios dentro de las páginas sociales que allí se crearon, impulsaron esa habilidad de la escritura; pero también con esto surgió el deterioro del buen uso del lenguaje. Los jóvenes, si bien, están escribiendo más que años atrás, están deteriorando la riqueza del lenguaje, usando una cantidad de variables y de nuevos códigos que han creado para facilitar la comunicación dentro de la sociedad; pero lingüísticamente eso es parte de la evolución del lenguaje, sin embargo, esto no le quita la importancia que este medio virtual ha tenido como motivador, incitador y facilitador de la escritura.

9.    Ernesto Sábato expone que a través del objeto artístico, que es la obra literaria, el escritor logra una comunicación con el lector.  Empaparse en la lectura de aquel mundo emanado del escritor es un acto de comunicación interior. En su acto creativo ¿piensa en el lector? ¿Él tiene algún papel en su escritura? ¿Hasta qué punto el lector influye en ella? 

L.M.: Creo que el lector juega un papel fundamental e influye de manera directa cuando escribo ¡es que es él quien va a leer mis textos! Cómo no pensar en él. Desde el inicio debo saber a qué tipo de lector me voy a dirigir porque no es lo mismo escribir para un niño, por ejemplo, que escribir para un adulto. Si voy a hablar sobre el mismo tema para los dos, la manera de expresarme debe cambiar para que todo quede claro y comprendan el texto. Sin lector no habría escritor, nosotros escribimos por ustedes y para ustedes.

10  ¿Qué consejos daría a un escritor principiante?

L.M.: Si uno quiere ser escritor, pienso y creo que la única forma de saberlo, es leer y escribir. Iniciar este esfuerzo con el impulso de su motivación interior, pero estar siempre abierto a recibir y a pedir críticas, opiniones, a evaluar y valorar las mismas, a estudiar y consultar, a aprender en todas las formas y momentos, y plasmar este aprendizaje en mejores resultados literarios. A entender también que la perfección nunca se alcanza, pero esta motivación nos impulsa a buscar caminos diferentes a los de la rutina y frustración. 

viernes, 13 de abril de 2012

¿Cómo se hacen chocolatinas caseras?


Era lunes en la tarde y yo seguía pensando en qué escribir para la crónica de la clase de didáctica. Por cosas de la vida o mi mala suerte, no lo sé, el plan que tenía con mi tía de ir a hacer pan no se pudo realizar. La muerte de una familiar suya llegó y con ella se fue mi crónica.

¿Qué hago? Me comí las uñas, le pregunté a todo el mundo qué escribir, hasta que recordé que mi hermana hacía chocolatinas y  muchos de nosotros no sabemos cómo se hacen, solo las compramos, las destapamos y a la boca. Entonces me acerqué a ella le dije que si podía hacerlas mientras yo le tomaba unas fotos y escribía lo más importante, como siempre dijo que no. Así que debí rogarle, prácticamente, le dije una y otra vez hasta que dijo que sí, que las hacía pero que yo debía ser su esclava por una semana, es decir, hacer el aseo por ella y ayudarle en todas las tareas, cosas que sabe que me molestan mucho. En mi afán acepté, todo lo que uno hace por cumplir con las responsabilidades.

De repente escuché un grito que decía “yo no tengo plata, compre usted el chocolate”. Así que me dirigí hasta la pieza saqué dinero y le dije “yo pagó, pero acompáñeme”, ella es la única que sabe dónde se compra el chocolate. Nos montamos en la moto y me iba indicando por donde cruzar para llegar al sitio en el que según ella la barra de chocolate es más barata. Nos bajamos y alrededor había una plaza, entramos y ella dijo “buenas me hace el favor y me da una barra de chocolate, súper, blanca y otra negra, una bolsa de pepitas, una bolsa de crispi, un paquete de bolsas, un paquete de palos”  y la señora que atendía dijo “las bolsas de que tamaño” mi hermana respondió “de esas, de las medianas” “muestre la plata” me dijo, yo dije “¿yo tengo que pagar todo?” A lo que respondió “¿entonces quién paga todo, yo? No mija el favor es pa’usted” saqué la plata y pagué un total de quince mil pesos. Nos fuimos para la casa, guardamos la moto y empezó el trabajo.

Caminamos hacia la cocina donde ella tenía una bolsa grande llena de moldes para chocolatinas, me dijo que eligiera el que más me gustara pero que tuviera espacio para ponerle un palito al chocolate. Tenía de todas las formas: corazones, osos, ángeles, formas geométricas, muñecos, regalos, flores, frutas, etc. Yo escogí los osos me parecieron bonitos y precisos para mi gusto en chocolates, ni muy grandes porque me hastió ni muy pequeños porque quedo con ganas de más. De repente empezó a hablar diciendo “primero sacamos el chocolate de la bolsa que la señora de la confitería nos dio, luego sacamos el chocolate de la bolsa de donde viene” yo interrumpí y le dije “no sea boba empiece” y ella sonrió.  Puso un plato y con un cuchillo muy afilado fue picando la barra de chocolate negra, le pregunté que porque no le echaba entera a la olla y dijo “es que se demora más en derretir y no podemos dejar que el agua hierva porque al chocolate le salen bolas, como globitos” cada vez que pasaba el cuchillo por la barra, que a propósito era una libra, se escuchaba un golpe fuerte que retumbaba en mis oídos, así que dije cuando termine de picarlo me llama. Me fui a la pieza escribí algunas cosas sobre lo que nos había pasado y ella me gritó “venga ya, o no hago nada”, es un poco chantajista mi hermana.

Me acerqué  y ella dijo “después ponemos el chocolate a baño de María” yo le pregunté qué era eso y ella dijo “aish, pues uno pone una olla con un poco de agua, no mucha, y encima de esa pone una olla sin nada, ahí es donde va a ir metido el chocolate, pero la olla debe estar seca si se pone mojada el chocolate se daña de una vez, el otro día me pasó y no pude llevar chocolatinas al colegio, de una perdí plata” efectivamente, ella cogió el chocolate y lo metió en la olla mientras lo revolvía con una espátula de madera, le pregunté que por qué no lo batía con una de otro material y dijo “cuando mi tía fue a Bogotá me compró un juego de espátulas que son como de caucho y cuando las metía se doblaban mucho y no se batía bien el chocolate, esas la utilizo ahora para sacar el chocolate cuando las voy a echar al molde.

Batía y batía y en un momento lo dejó de hacer, tomó los moldes que yo escogí, los puso en una mesa blanca que tiene solo para las chocolatinas y dentro de cada figura iba echando una porción de pepitas de muchos colores y crispi, según ella porque así le alcanza para más chocolatinas porque esos ingrediente hacen bulto y dijo “cuando yo hago chocolatinas de corazón, esas que son  más pequeñas, sin ninguno de estos dos ingredientes, con una libra de chocolate me salen ciento diez o  ciento veinte y cuando no le echo me salen cien, o sea me gano dos mil o cuatro mil pesos más, porque cada chocolatina la vendo a doscientos pesos, já, dos mil son dos mil” y se rio. Volvió de nuevo a batir y se dio cuenta que faltaba tiempo para derretirse, dijo “uno tiene que batir constantemente y tratar de hacerlo rápido para que no hierva el agua y salgan globos en el chocolate” y yo pregunté “¿qué pasa si le salen los famosos globos?” a lo que respondió “no sé la señora que me enseñó me dijo eso” la señora de la que ella habla es una amiga que mi mamá conoció mientras hacía un curso de panadería. Luego abrió la nevera sacó todas las cosas que había para poder meter los moldes, diciendo mientras lo hacía que no se debía dejar cosas con olores fuertes en la nevera porque las chocolatinas podían coger su olor. Se acercó de nuevo a la estufa y se dio cuenta de que el chocolate ya estaba listo porque lo vio totalmente liquido  y dijo “uno sabe que ya están cuando no tienen ningún pedazo o bolas de chocolate” entonces cogió la olla con dos trapos, que tiene exclusivamente para ese momento, y se sentó a rellenar cada figura del molde, poco a poco, hasta el borde, tomó los palitos y se los puso a cada oso. Después de haber llenado cincuenta ositos metió los moldes a la nevera y dijo “tenemos que esperar, los moldes hay que dejarlos en la nevera mínimo quince o veinte minutos porque si se dejan menos entonces cuando saquemos las chocolatinas se quedan pegadas y sin brillo, no las vaya a meter en el congelador, y no pregunté por qué porque no sé” Así fue nos sentamos a esperar mientras contaba sus anécdotas de las veces que se le había dañado el chocolate por no secar bien la olla, de la plata que había perdido por no venderlas, de lo que pudo haber hecho con esa plata, que nuca tuvo en fin, como todos los colombiano diciendo “hubiera hecho, hubiera comprado, hubiera…”.

Pasada media hora sacó los moldes de la nevera, puso un trapo blanco encima de la mesa y le dio pequeños golpes a los moldes. Mientras tanto salían las chocolatinas rápidamente. Buscó las bolsas y en cada una metía un osito así hizo con todas las chocolatinas y al final trajo la cinta que tenía para amarrarlas con un nudo en forma de corbata, cada vez se veían más bonitas. Luego buscó dos cajas y en cada una metió veinticinco chocolates, encima escribió con un marcador la cantidad indicada, trajo una bolsa y las dejó de nuevo en la nevera para llevarlas al colegio al otro día. Ella coge una caja para ella y la otra se la da a su amiga del salón, Vanesa, quien las vende, cada chocolatina vale cuatrocientos pesos, y le da la mitad de lo que gana a mi hermana. Se acercó a mí y me dijo “Listo, mi parte del trato ya está hecha ahora empieza la suya tengo que hacer un mapa conceptual hágamelo” a lo que respondí “era ayuda en sus tareas no hacérselas, además ya tengo lo mío ¿lo toma o lo deja?” ella dijo “usted cómo siempre, tramposa” y se fue brava. Así terminan todos nuestros tratos en medio de una pelea en la que yo  salgo ganando.

Un día sin que ella cayera en la cuenta la espíe mientras hacía las chocolatinas, de repente vi que le echaba algo diferente, a lo que yo había visto aquel día, mientras las preparaba, eran unas matitas verdes, marihuana. Quedé extrañada ante lo que pasaba. Así que decidí sorprenderla y cuestionarla al mismo tiempo, le dije “¿usted consume marihuana?” Y ella dijo “no, déjeme explicarle” yo le dije “a ver” y ella de una manera impaciente y al mismo tiempo nerviosa me decía “ es que no me  estaban comprando las chocolatinas entonces un amigo se dio cuenta y me dijo que le echara marihuana que a los chinos les gustaba, entonces por conseguir la plata pues lo hice. A veces le echo, no todos los días, y los pelados me compran más, pero no le vaya a decirle a mi mamá” yo le dije muy seria que no era necesario hacerlo que si no las vendía pues buscaríamos otra cosa para vender, que yo no le diría a mi mamá con el compromiso de que no lo volviera a hacerlo, ella accedió continuó con su trabajo y yo me fui para mi pieza donde me encerré y reí hasta que no pude más y luego de eso pensé dos cosas: primero tendré que conocer los amigos de mi hermana  y segundo“¿hasta dónde se puede llegar por conseguir dinero?”

ANDREA CAROLINA GÓMEZ BECERRA

domingo, 22 de enero de 2012

RUTINA ¡OH! RUTINA


Duerme profundo y  entre sus sueños escucha música, no le importa porque sabe que hace parte de él, pero reacciona acordándose que no es ningún concierto de rock, es su celular que suena desde hace rato indicando que es hora de despertarse. Así que mira el reloj y se da cuenta de que son las  7:30 am, está a una hora y media de llegar al lugar de práctica. Sale del cuarto y  desayuna algo que su mamá le hace, si ella no se encuentra solo se toma el milo que preparó porque le da pereza hacer algo más. En seguida piensa en si se duchó la noche anterior, si es así no lo hace en la mañana, se viste y sale a tomar el bus, que pasa por el frente de su conjunto, y que lo deja muy cerca al colegio de las Américas, lugar donde hace las practicas en sexto grado. En la ruta del bus siempre va escuchando música.

Cuando llega al colegio, si es temprano, espera a su compañera de práctica, Laura y de paso le ora a todos los dioses para que no llegue su directora de práctica a observarlo, si es que ese día tiene que dar la clase, porque se pone nervioso y además no le gusta ser observado mientras hace su “trabajo”. Cuando empieza la clase los estudiantes lo respetan, se comportan de buena manera sobre todo si viene la directora de práctica, ellos saben que de su buen comportamiento dependen las observaciones  que les hagan a los practicantes. Pero pasa algo curioso y es que cuando Laura da la clase los estudiantes hablan, hablan, y hablan, se paran del puesto, molestan en fin. “Eso se debe, quizás, a que yo soy hombre  y ella o mujer, ven en ella debilidad y en mí hombría”, afirma José, y dice “qué pena lo machista”
Mientras dicta la clase, y desde el primer día de prácticas, se ha fijado en dos alumnos particularmente: Hector y Mayra. El primero tiene una pierna más corta que la otra, es muy entusiasta a la hora de aprender inglés, y le estrecha la mano como si fuera un adulto, firme y con movimientos bruscos aunque muy amigable. Y la segunda,  alias la “chiqui”  siempre lo saluda con un abrazo, como tratando de recibir a cambio lo que no puede tener en casa.
Después de 50 minutos  la clase se acaba, sale del salón y habla con su compañera sobre las observaciones de la clase. Caminan despacio hasta que los dos toman rumbos distintos y José se encamina a tomar el bus por tan solo mil pesos.

Llega a  las 11 am a su casa, descansa un poco, prende el computador para ver si la nena que le gusta está conectada y de paso comentarle algo insignificante para comenzar una conversación. Mientras eso pasa, revisa el correo, escucha música y habla con mil personas al mismo tiempo por Messenger. Luego su tío lo llama  a almorzar y José  pregunta “¿qué día es hoy?” Porque dependiendo del día sabe qué almuerzo le servirán, ya que los compran siempre donde la misma señora, Aurora. Y su tío le responde “es miércoles” y por su cabeza pasa el menú de ese día: espaguetis, arroz, carne molida, papas fritas y jugo de mora, “delicioso” dice él. Entonces almuerza, descansa un poco, y  a la 1:30 pm se ducha, se cambia y sale, de nuevo,  a esperar el bus al frente de su conjunto que va hacia la carrera 33, pues ahí queda su lugar de trabajo. Se baja frente a la clínica Bucaramanga cruza la carrera y llega a su pequeña universidad.

Cuando entra, saluda a todo el mundo, sin importar si no son alumnos suyos. En ese momentos son las  2:45 pm corre a buscar en que salón tiene clase y se da cuenta de que hoy, como todos los días, le corresponde  el número dos. Ingresa al salón, saluda a sus estudiantes, les cuenta que van a hacer en el ciclo 2, les explica el tema y tanto él como sus alumnos se ríen de lo que pasa en clase, el ambiente es ameno. Pero a las 4 acaba la clase, normalmente se acaba a las 4:15, para poder ir a fumarse un cigarrillo, Malboro Ice de preferencia,  a la cafetería de doña  Vilma, sin embargo si ve que la mayoría de los estudiantes van llegando  a la próxima clase, de ciclo 2 ,a las 4:15 se fuma el cigarro rápido, aunque si hay más plata se compra un tinto. Sale de esta última clase a las 5:30 pm y tiene media hora de descanso, así que se fuma otro cigarro, habla con los compañeros, las recepcionistas o con estudiantes y a las 6 entra a otro salón,  al  número 6, pero esta vez a dar ciclo 4. Y se repite lo mismo hasta las 7:20 pm cuando sale a saludar pues ya no tiene para el  cigarrillo. Y vuelve e entrar a las 7: 30 pm a dictar ciclo 3 en el mismo salón, pero esta ya es la última clase del día.

Se despide de todos y espera a  otro colega que vaya de salida para hablar del día, de las estudiantes más buenas, de con cuántas de ellas se han  acostado, hablan de todo, hasta llegar a la esquina del Club Unión donde esperan el bus y cada uno se va para su casa, si nada extraordinario ocurre en ese momento.
Cuando llega a la casa alrededor de las 10 pm, su mamá le pide que lleve a la perra al parque. Él muy cansado y a regañadientes la saca de la casa, la lleva al  parque espera  a que cague y orine, dice José, y la sube nuevamente. Come algo parecido a lo del almuerzo, luego prende el computador, revisa el  correo electrónico, habla con los mismos por Messenger, escucha música hasta las 11pm y se lava los dientes. Después se acuesta, prende el televisor y ve Dr. House o alguna serie policiaca, y a las 12 am apaga todo y se va a dormir porque más tarde entre sus sueños estará soñando con un concierto de rock…

ANDREA CAROLINA GÓMEZ BECERRA