lunes, 28 de marzo de 2011

Aprender a leer

APRENDER A LEER
Leer sin reflexionar es como comer sin digerir.

Desde que nos enteramos de la existencia de la escuela, y vimos cómo todos los niños iban  a estudiar, esperábamos con ansia nuestro primer día en ella. Eran tantas las ganas de ver qué se hacía en medio día que  pensábamos: Habrán amigos y juegos, amigos y juegos, amigos y juegos, sólo eso se pasaba por nuestra mente, aunque supiéramos que allá se iba a estudiar.  Cuando llegó por fin  ese momento nos dimos cuenta  de que no era tanto juego como creímos y que poco a poco estábamos aprendiendo muchas cosas que jamás habíamos visto. Fue una experiencia bonita y en ese momento hacíamos lo que los padres y la profesora dijeran pues ellos eran los que verdaderamente “sabían”, pero muchos años después nos dimos  cuenta de que, si bien fue una situación enriquecedora, pudo haber tenido mejores formas de aprendizaje y enseñanza. Esto lo digo porque nos hemos dado cuenta de que la escuela, el colegio, la universidad o en otras palabras la educación “se ha convertido en la mayor empresa de nuestra sociedad”[1] primando el interés monetario sobre el verdadero fin de una escuela que es formar seres críticos y humanos. Esto hace que el rendimiento académico tanto de la escuela como del alumno bajen notablemente donde influyen los siguientes factores: El poco número de profesores y su poca  formación a nivel pedagógico y escolar, el aumento de estudiantes por salón, la elección errónea de los libros de texto utilizados y la falta de conciencia  y apertura critica.

Es importante tener en cuenta que desde la primera experiencia que tiene el maestro con el alumno y el alumno con su entorno y su proceso debe ser positivo pues esa es la base y el punto de partida para lo que  le hace falta por aprender. Mucho más cuando se trata de la lectura pues como dice Bruno Bettelheim y Karen Zelan  “En la escuela nada tiene tanta importancia como la lectura, cuya trascendencia no tiene paralelo.”[2] Porque de un buena hábito y forma de leer dependerá la opinión del alumno respecto a su aprendizaje. Además de esto estoy totalmente de acuerdo con los autores cuando hablan de la importancia que tiene la influencia de una familiar por despertar el gusto hacia la lectura antes de llegar a la escuela porque esto hace que el niño cuando empiece el proceso de aprendizaje, de lectura, capture mejor y con amor lo que se le esta mostrando, claro está, después de haber aprendido a descifrar las palabras. El problema entraría en el instante en el que al niño le ponen a leer cosas que no tienen sentido ni fomentan el gusto por la lectura, en otras palabras no despiertan su interés pues esto podría  producir en el niño fastidio o alejamiento de la lectura.

En lo que difiero de los autores es que ellos dicen que los culpables, en su mayoría, de la deficiencia a la hora de aprender a leer son los libros de texto. Sí, no se puede negar que en parte es de ellos, pero al final los que terminan escogiendo los libros con los que se aprenderá a leer son los maestros o la escuela. Ellos en este caso tendrán que escoger entre los peores libros el mejor para que sus alumnos puedan tener un excelente proceso de aprendizaje y además los maestros deben cambiar su forma de pensar pues ellos creen que el único fin de aprender a leer es ese, leer y ya, mas no  “En desarrollar el proceso de formarse - en esencia, una actitud interior ante la lectura.”[3]

Lo bueno de  esta lectura es que se observa como han venido desmejorando los libros con el paso del tiempo pues las personas que hacen estos libro no les importa que su contenido motive al estudiante, sino vender y no  tener ningún tipo de problema con nadie al momento de utilizar un contenido un poco “polémico” en sus libros.

De este modo vemos cómo hay falencias a la hora de enseñar a leer  no solo por  el erróneo pensamiento de los profesores, los libros de texto y la escuela como empresa, ya con esos errores basta, sino con el mal método que escoge cada profesor para cada curso, en este sentido es preciso observar el contexto sociocultural y las capacidades que tengan ellos y activar el gusto por la lectura de manera intrínseca permitiendo que como niños puedan poner a volar su imaginación.



[1] BETTELHEIM, Bruno. ZELAN, Karen. “El acceso a la instrucción” En: Aprender a leer. pag.13.
[2] Ibid. Pag.15.
[3] Ibid. Pag.30.